Ser familia de tránsito es decidir sanar con mucho amor el corazón de un bebé/niño. Abrazarlo hasta sacarle sus miedos y mostrarles que lo peor ya pasó y que todo lo que viene va a ser mucho mejor, porque va a haber una familia que lo ame como un hijo hasta que se resuelva su situación judicial y pueda estar con su familia definitiva. El amor que se genera y se da, es devuelto de una manera inmensa que deja huellas en los corazones de todos para toda la vida. Uno cree que lo va a dar todo sin recibir nada a cambio y la realidad, es que nos dan tanto más de lo que nosotros creemos. Es un camino que una vez que se emprende, es muy difícil de dejar. Es una sumatoria de amor en donde la balanza siempre es positiva.

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Valeria - Familia Solidaria -